30 30

UNA PÁGINA QUE NO TRATA SOBRE NADA IMPORTANTE. Alemania 2006 ha terminando y me queda la sensación de que los cuatro años que faltan para Sudáfrica 2010 son una excusa para vivir la vida. Habrá que hacer algo mientras tanto, hasta que comience la Libertadores, la Champions, la Eurocopa, la Copa America o cualquier torneo que me haga olvidar el insoportable estribillo "Perú Campeón" y el chauvinista "Te Amo Perú" sudado e impreso en el esmirriado pecho del Chorri Palacios.

julio 16, 2006

Goodbye Boston

Mis calzoncillos están rotos. El elástico ha cedido y mis Boston (plomos con elástico negro y la marca bordada a relieve en blanco) ahora caen ligeros como una pluma desde mi cadera hasta mis pies sin que haya nada que pueda hacer para evitarlo. He intentado de todo, desde utilizar clips hasta mandarlos arreglar (para disgusto del sastre cuándo le dije que el primero que necesitaba una ajustadita era el que llevaba puesto).

Bueno, luego de que aquel digno profesional de hilo y alfiler me invitó a salir de su local, descubrí que ya no había marcha atrás ni solución posible. Pero también descubrí lo cruel que era la vida, sobre todo para los calzoncillos, que de ser soporte indispensable de nuestra masculinidad, terminan de contrabando entre la ropa que donamos a los damnificado del terremoto en Nazca.

Parece que el último mes ha sido tal mi negligencia con respecto a mi aspecto físico, producto de mi atención focalizada a los 22 tipos pateando el balón en la lejana Alemania, que no solo ha sido uno, sino todo el batallón el que ha sufrido el inevitable deterioro y la penosa jubilación. Si la nuestra fuera una sociedad semi nudista, seguro que calificaría como mendigo. Por supuesto que los mendigo no deben tener la cantidad de calzoncillos que yo tengo, pero seguro que el único que llevan puesto se debe parecer a todo los míos, con la salvedad (la única que me puede dignificar en este momento de miseria) del olor. Y no lo digo porque mis intimidades tengan una fragancia particularmente floral, pero al menos puedo decir orgulloso que a diario se lavan la carita con agua y con jabón.

El hecho es que, ante tremenda tragedia, decidí tomar una decisión, aquella que todo los jóvenes deben tomar en algún momento de sus vidas, aquella que define el antes y el después, la decisión que separa a los jóvenes de 23 de los hombres de 24. Si compañero del mundo, decidí comprarme yo mismo mis calzoncillos.

La impostergable tarea de renovación por lo general siempre se la he delegado a mi mamá, conocedora de mis medidas gracias a la experiencia adquirida en mi infancia, cuando me bañaba remojándome en la batea. Pero los años han pasado y es evidente que ciertas dimensiones han cambiado, lo que ya no la convierte en la persona indicada para estos menesteres.

Según lo que me dijo la vendedora del mercado, un calzoncillo Boston cuesta 11 soles, que se convierten en 77 soles si compro uno para cada día de la semana. Lastima, pero parece que esta vez me quedaré en el umbral de la hombría, no por falta de ganas sino por ausencia de presupuesto, porque claro, un hombre tendría al menos uno cuantos billetes para comprarse su propia ropa interior (porque a diferencia de los "jóvenes por siempre" como yo, los hombres hechos y derechos no usan "calzoncillos", sino "ropa interior").

Si luego de este testimonio de vida ha nacido un poco de solidaridad en sus corazones, por favor comuníquense conmigo, vía este blog, para realizar sus donaciones y así evitar que un compatriota suyo, un hermano en verdad, tenga que pedirle a su madre que cuando pase por el mercado le compre calzoncillos, porque los suyos ya no le sirven ni al ropavejero. Por si acaso ¿alguien sabe de algún lugar que este buscando una donación?

3 Comments:

At julio 17, 2006 11:14 a. m., Blogger Sam said...

Yo creo que una colecta sería la voz: "Apoyemos Jorge a conseguir unos calzoncillos".

Amigo no te preocupes, todos estamos contigo.

 
At julio 18, 2006 3:13 p. m., Blogger El Mati said...

Estimado 30 30 lo tuyo es alarmante por varios motivos. Escribes: “…ahora caen ligeros como una pluma desde mi cadera hasta mis pies sin que haya nada que pueda hacer para evitarlo”. ¿Cómo es eso señor? ¿Cómo que no hay nada que detenga su caída? Por un poco de pudor, amor propio y quizás una pizca de vanidad, para no ahuyentar a las féminas no debería hacer tamaña confesión, pues sabrás que pese a que lo nieguen ni la más enamorada podría soportar la ausencia de apéndice peneal. Otra cosa. ¿Cómo es posible que pasar un mes viendo calzoncillos no te haya hecho acordar comprar calzoncillos?. Tienes razón al escribir que hay un gran cambio al empezar a comprarse uno mismo los calzoncillos, pero mi estimado compañero, si el presupuesto no te respalda no hay porqué renunciar a la ayuda maternal. En todo caso, la mamá te los puede comprar a plazos y tu pagas las cuotas, y así no sacrificas tu sueldo. Esto es en serio, porque en lo personal, preferiría vivir endeudado que usar calzoncillos de segunda mano. ¿O es que realmente crees que más digno usar calzoncillos con berrinches ajenos que pedirle a tu mamá que los siga comprando?

 
At julio 22, 2006 11:24 p. m., Anonymous Anónimo said...

No te pases pues amiguito, sigue el consejo de Bruno, tu mamá no te lo va a negar!! Si no, te aseguro que ninguna chica se te acercará!
Ahora, anda pensando en ahorrar, porque si de casualidad te gustan más los boxers que los briefs (de hecho, a algunas chicas les gustan más) tendrás que gastar más aún...

 

Publicar un comentario

<< Home